Hoy he entrado en el blog de Larry
Cuban, y me ha llamado la atención su último artículo, fechado hoy mismo, y
cuyo título es “Preguntas que deben hacerse para hacer los cambios en las
Escuelas y Aulas: Manual”.
Nos recuerda que ninguna
institución es estática, que cambios planeados y no planeados ocurren todo el
tiempo en las aulas, escuelas, estados y por eso es práctico alterar las
rutinas de trabajo para comprender el cambio propuesto y es imprescindible
trabajar a diario para planificar e implementar los cambios para conseguir
mejoras en la enseñanza y el aprendizaje, sin olvidar que cambio y estabilidad
son inherentes a todas las instituciones
de la sociedad y es importante mantener un buen equilibrio.
Afirma que las personas
comprometidas en la búsqueda de mejoras deben plantearse una serie de preguntas
fundamentales, y diseñar respuestas
acertadas a dichas preguntas: ¿cuáles son los problemas?, ¿qué conocimientos y
habilidades son necesarios para desarrollar estrategias de cambio? ¿dónde se
consiguen?...
Yo creo que tiene mucha razón, la
apertura al cambio, por parte de quienes lo promueven y dirigen es un factor
vital para que los procesos de transformación se desarrollen y consoliden
adecuadamente. Pero, lo realmente importante, es saber qué queremos cambiar,
por qué y sobre todo cómo hacerlo. Y además es necesaria una buena organización
e institucionalizar el cambio, para que sea más efectivo.
Blog de Larry Cuban:
Un aula del siglo XXI, necesita decidir,
planificar y dirigir cambios que impliquen introducir nuevas tecnologías y probablemente
nuevos procesos de trabajo que requieren de todos los implicados, sobre todo de
los profesores, un alto grado de compromiso y una adaptación de sus
competencias profesionales.
Al final del artículo Larry Cuban
hace referencia a las comunidades de aprendizaje profesional.
Según Stoll, 2006, en su estudio “Prefessional Learning Communites” una comunidad de
aprendizaje profesional es un grupo personas, motivadas por una visión de
aprendizaje compartido, que se apoyan y trabajan unidas, buscando
maneras, dentro y fuera de su comunidad inmediata, de preguntarse por su
práctica y juntos aprenden nuevas y mejores propuestas para mejorar el
aprendizaje de todos los alumnos.
Probablemente en una nueva
concepción de escuela, encuentran su lugar las comunidades de aprendizaje
profesionales y una de sus labores podría ser la de facilitar un entorno
favorable para el aprendizaje de los propios docentes que les permitiera desarrollar
ambientes óptimos de aprendizaje para sus alumnos, tal como dicen Gabriela J. Krichesky
y F. Javier Murillo Torrecilla, 2011.
“Con tanta gente comprometida en
una misión compartida por tantos, en un espacio y un tiempo tan compactos, es
tal vez una de las mayores ironías -y una de las grandes tragedias de la
enseñanza- que tanto trabajo se desarrolle en un aislamiento profesionalmente
consagrado” (Lieberman y Miller, 1984:11).